Una reforma sin beneficio personal

Por: Orlando Jorge V

En el marco de nuestra historia republicana, la Constitución ha sido testigo y protagonista de profundas encrucijadas políticas, adaptándose y transformándose al compás de las exigencias de cada época. La más reciente reforma constitucional, impulsada por el presidente Luis Abinader, representa un paso sin precedentes en la tradición política dominicana, tanto por su contenido como por su propósito. En esta ocasión, el cambio no responde a una ambición de permanencia en el poder, sino a un genuino compromiso con el fortalecimiento institucional y la construcción de un legado político que mira al futuro con determinación y coherencia.

Resulta particularmente notable que el presidente Abinader se convierta en el primer mandatario en la historia de nuestro país en modificar la cláusula de la reelección sin intención de beneficiarse de ella. Este gesto demuestra, una vez más, el profundo respeto hacia la soberanía de la ley y la estabilidad democrática, dejando de lado tentaciones de poder para sentar bases que, en lo sucesivo, protegerán a la República de potenciales abusos de esta fórmula electoral. El artículo 278 ahora impide que funcionarios de elección popular puedan beneficiarse de reformas constitucionales que versen sobre su postulación, elección o permanencia en el cargo. Con esta previsión, se previene una de las prácticas históricamente más cuestionadas en el ejercicio político de nuestra nación: Cambiar las reglas del juego para sacar provecho propio de ello.

La reciente Reforma Constitucional de 2024 representa un avance hacia la consolidación de una justicia independiente y de una democracia más sólida en la República Dominicana. Con la separación del procurador general del Consejo Nacional de la Magistratura y la modificación de su proceso de selección, se apunta a un Ministerio Público blindado de influencias políticas, orientado exclusivamente a la persecución penal en un marco de auténtica autonomía. Este cambio es una apuesta por una justicia que responda a principios y no a presiones externas.

Por otro lado, la unificación de las elecciones presidenciales, congresuales y municipales a partir de 2032 busca reducir la fatiga electoral y optimizar recursos, favoreciendo así una mayor participación ciudadana y un debate político más cohesionado. La reducción del número de diputados de 190 a 170 responde al mismo espíritu de eficiencia y representa un paso hacia una representatividad más ágil y ajustada a las necesidades del electorado.

Esta reforma, impulsada sin afán de beneficio personal, marca un hito en el ejercicio político nacional. Con ella, el presidente Abinader plantea un modelo democrático basado en principios sólidos, proyectado hacia una estabilidad duradera y al servicio de las futuras generaciones del país.


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